Te regalo un otoño, un día entre octubre y diciembre, un rayo de ilusiones, un corazón al desnudo. Juan Luis Guerra
Otoño, lluvioso.
En mi calle las hojas ya empiezan a alfombrar las aceras y los árboles, a medio desnudar, tiritan de lado a lado.
El sol comienza a salir dentro de nosotros a sabiendas de no iluminarnos del todo, aún débil, sin el suficiente calor como para que los sentimientos se mantengan pero, con la luz de un nuevo momento.
Te quise como a nada más, como al respirar,
Gracias por tus palabras en "Publicar un comentario en la entrada", nos animan a seguir.
Entre tus nubes y mis contraluces
fuiste cubriendo el cielo con las cruces,
que terminaron por tapar el sol.
¡Tu voz sonaba tan arrepentida...!
Arrodillado como un niño en la orilla,
desenterrando un poco de tu amor.
Y ahora que te digo "adiós", y se abren mis alas
me pides perdón.
Te quise como a nada más, como al respirar,
te quise como el fuego al viento en una noche de San Juan.
Y ahora que me voy me das la luna sobre el mar,
ahora que no hay más destino que el camino en soledad.
Ya queda poco por decir, y poco para recordar,
que llora el río cuando pasa porque nunca volverá.
Las lágrimas que saben más amargas
son las que llevan dentro las palabras
que se quedaron en tu corazón.
La noche siempre trae algún consejo,
pero el silencio aviva los remordimientos.
Yo fui en tu vida un baile sin canción.
Y ahora que te digo "adiós", y se abren mis alas
me pides perdón.
Te quise como a nada más, como al respirar,
te quise como el fuego al viento en una noche de San Juan.
Y ahora que me voy me das la luna sobre el mar,
ahora que no hay más destino que el camino en soledad.
Ya queda poco por decir, y poco para recordar,
que llora el río cuando pasa porque nunca volverá.
Pero te quise como a nada más, como al respirar,
te quise como el fuego al viento en una noche de San Juan.
Y ahora que me voy me das la luna sobre el mar,
ahora que no hay más destino que el camino en soledad.
Ya queda poco por decir, y poco para recordar,
que llora el río cuando pasa porque nunca volverá.
El primer día de mi vida sin ti cosí tu sombra al viento que se marcha,
guardé el suspiro de después de partir, dejé una carta para mis fantasmas.
El primer día de mi vida sin ti cubrí recuerdos con sábanas blancas,
soplé en tu cara todo lo que sufrí, llegó la música hasta mi ventana.
Cristina Losa para La estantería de Cristina L.
Gracias por tus palabras en "Publicar un comentario en la entrada", nos animan a seguir.
Bonito post el que nos ofrece para este fin de semana plenamente otoñal LA ESTANTERÍA.
ResponderEliminar¡Gracias!
ResponderEliminarEsta lindisimos :-)
╠Evan Michell╣
que hermoso gracias cristina,,,,,
ResponderEliminarMuy bonito
ResponderEliminarbonito regalo !!!
ResponderEliminar