Dedicado a Natalia, María, Laura y Alfonso.
Érase una vez.. un banco.
Era nuevo, de madera y tenía una placa de metal con el nombre
"Evaristo y hnos., carpinteros".
Había sido el último en llegar al barrio y siempre estaba lleno.
Sin prisa, sin sonrisa, sin Marisa.
Los viernes, como en "Rebeldes" se juntaban los quintos, mojando la madera.. de alcohol, de desamor, de lágrimas... Sin tiempo, sin sol.
Ahí está. Ahí sigue. El banco, para escucharte a ti también.
Alicia Pariente
Cristina Losa
Cristina Losa para La estantería de Cristina L.
Gracias por tus palabras en "Publicar un comentario en la entrada", nos animan a seguir.
Muy buen y original cuento, Cristina. Te felicito y me maravillo ante tanta genialidad. Un abrazo.
ResponderEliminarMil gracias :-)
EliminarCuántas historias que contar tendrán los bancos de todo lugar... Muy bonito, gracias. ;-)
ResponderEliminarA vosotros por percibir con tanta sensibilidad
EliminarSi los bancos hablasen, la de cosas que tendrían que contar.
ResponderEliminarBonita historia.
Mil gracias :-)
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs un hermoso y original cuento, Muchas gracias por dejar compartirlo.. Un gran saludo
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