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domingo

¿Por qué leemos?

Mirándome al espejo de, ¿El escritor tiene alguna función? de Amelia Noguera viene a mí la sorpresa de preguntarme y, ¿qué leen los que escriben? y, aún siendo más los que leemos.. ¿por qué lo hacemos?
Yo escribo por soltar amarras. 

Plasmar en palabras lo que siento, lo que me inquieta, incluso a veces atormenta.. por compartir mi ebullición mental, por dejar para el después lo que hoy ha sacudido mis entrañas.
A veces son sentimientos, otras un listado de libros que me ronda, incluso la alegría de un viaje pero, siempre, purifica.

Pero leo más que escribo, por hábito, o pasión, por entretenimiento, por cultura, por
viajar, por conocer, por investigar..


Sin duda hay múltiples factores que nos llevan a abrir las tapas, pasar páginas, consultar periódicos, o ir leyendo todo aquello que desde la ventana del bus se va cruzando con mi mirada.. como un `se vende´que sigue allí después de meses, el nombre del río por el que cruzamos o el del puente que lo atraviesa. 

La voracidad de la lectura, una vez que empieza, es difícil de frenar.

La pasión por que nos cuenten una historia, y conocer la vida de otros. Desde niños con los cuentos y ahora de adultos con las novelas, que nos permite dar rienda suelta a una imaginación curtida, en cientos de personajes y sus aventuras.
La cultura por que sólo el mero hecho de leer los pensamientos de otros ya nos permite nutrirnos de sus experiencias y ampliar nuestra visión crítica, nuestros puntos de vista.
El disfrutar por que es la recompensa de la curiosidad innata que como a tantas otras actividades nos alienta el placer.

sábado

Melancolía

Vuelvo a escribirte.. las palabras para mí son como el aire..

Entiendo tus cinco minutos y tus tres ratos, entiendo tu dolor y tu mal humor a solas, entiendo la distancia y el escaso conocimiento..., y aún así, nada de eso me alerta, ni arrastra a mis dedos a estas letras.

Vengo por la falta de tu yo, el de antes, el de los besos por sms, por el día y la noche, en mi escote en mi cuerpo o el último, deseándome paz para que descansara mejor.

Me conquistó ese tú que ahora casi no encuentro, el de la iniciativa, el de la seguridad, el de la conquista, el del tiempo con rutina de diario..

Tengo tantas canciones guardadas que se me acumula la nostalgia..., el silencio me aprisiona el alma y las palabras y te siento lejos... sin preguntas sin respuesta, he abierto mi alma, mi corazón, mis secretos, mi cuerpo, mi vida... de la manera que he sabido, sin reparos, sólo pidiendo a cambio respeto y amor.

10 títulos que siempre quise leer y nunca llegué a comprar

  Pasar por una feria del libro es una actividad literaria enormemente enriquecedora. Escribo `pasar´ que no `pasear´ por diferenciar el acto de echar una ojeada a lo expuesto del de participar en sus coloquios, firmas, presentaciones, jornadas o cualquier acto en el que lectores y leídos pueden intercambiar palabras, ideas, preguntas y respuestas. 

  Resignarme a leer los libros de la biblioteca fue algo con lo que de niña me acostumbré.  
Cuando empecé a trabajar desterré los libros ajenos, prestados, con el alma impresa de cuantos posaron sus ojos en sus letras y empecé a deleitarme viendo orgullosa como los propios iban engordando mi estantería. 
Aquellos en los que he dejado mi esencia a través de mis ojos, el tacto de mis dedos acariciando el pasar de sus páginas, nuestro olor compartido, aquellos a los que de vez en cuando miro, y abro y releo y sonrío recordando lo que viví en ellos.

Comencé a visitar librerías con la satisfacción de quien ya se sabe saciado y dejando que mi intuición se fuera haciendo experta, observando, aprendiendo, leyendo.
Ahora miro a mi hueco de estantería vacío y pienso en Pamuk, y en Camus, en Irving y en ...., y en ese escritor que me conquistó nada más leerlo y que aún no ha publicado nada nuevo desde... muchos años ya.

Sigo esperando, a que él, publique y, a que a ella, la editen por fin su quinta novela, esta vez en papel... y a que alguno de los títulos que siempre quise leer y nunca llegué a comprar pueda mirarme, e ilusionado y expectante, quiera que por primera vez abra su tapa y lo lea.













              "Paradoja del interventor" Gonzalo Hidalgo Bayal
                "El extranjero" Albert Camus
                "Personas como yo" John Irving
                "En la orilla" Rafael Chirbes
                "La mano izquierda de la oscuridadÚrsula K. Le Guin
                "Cevdet Bey e hijos" Orhan Pamuk
                "It" Stephen King
                "Una locura cotidiana" Elisabeth Bishop
                 "Días de Reyes Magos" Emilio Pascual
                 "Novela de ajedrez" Stefan Zweig

La estantería de Cristina L.

Cristina Losa para La estantería de Cristina L.

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Besos en la calle Libertad

Sábado noche… te echo de menos. Tengo tantas palabras guardadas, desde hace años, y ahora salen para ti, no debería de ser tan difícil, no debería de ser así.

Pero te escucho y te veo y te siento, como  nadie, como nunca, y te regalo mi tiempo, mi espacio, mi vida, mi corazón, mi voz.
Me has traído la luz, el brillo de mis ojos, tu calor, los besos en la calle y la ternura de tus manos tocando mi piel, los abrazos, la cordura, la vida, la sensibilidad.
El miércoles vi tu alma, más que nunca, tu alma rota, tu dolor, vi tus sentimientos y los miré tan de cerca, sentí tu dolor por no poder caminar y te entendí. Y estabas allí, a pesar de tus heridas y tus vendas, estabas allí, dispuesto a escucharme, a quererme, a calmarme. 

Me costó dejarte ir, solo, a tu almohada y a tus estrellas. Aún así me fui.

Y mientras tanto tengo el pecho lleno de sentimientos que no puedo contar para no herirte, y tengo el alma en silencio por no poder disfrutarte, tengo el deseo callado por no dañarte, mis ojos se cierran para soñar, deseando besarte y amarte y conocerte más y, a fondo, como los amantes, los amigos, los esposos, los compañeros.

Y respeto tu espacio para que respires, sin  ahogarme, con ganas nuevas de reencontrarte y de oír mi nombre en tu voz y anhelo que tu tiempo difumine tus miedos, tus palabras de rechazo, los límites, los silencios. 
Anhelo tu amor, el que guardas, el que alimentas cada día al aprender a quererte, nuestras conversaciones, nuestras miradas, nuestro amor.